lunes, 23 de abril de 2012

Un reclamo con cintas negras a dos meses de la tragedia de Once


Hubo una ceremonia en la estación, a pocos metros del lugar del choque.

Aplauso. En la estación Once, a pocos metros del lugar del choque que dejó 51 muertos y centenares de heridos, los familiares de las víctimas repartieron ayer cintas negras para recordar la tragedia ocurrida hace dos meses.

Tomá, es para que te la pongas y nos acompañes en este pedido de justicia, somos los familiares de las víctimas de Once”, repitió María Luján Rey –la madre de Lucas Menghini Rey– ante cada una de las muchas personas que encontró en el Planetario, al tiempo que les entregaba una cinta negra y una calcomanía que pedía “Ju5t1cia”. Como ella, otro centenar de familiares y amigos de las 51 víctimas de la tragedia ferroviaria de Once recorrieron varios puntos de encuentro de la ciudad buscando crear conciencia y apoyo en su reclamo de justicia.

Ayer se cumplieron dos meses del accidente y los familiares, tal como habían acordado por teléfono y vía Facebook, se encontraron al mediodía en la estación de Once para, desde allí, dividirse en grupos y partir, pancartas y cintas en mano, hacía Plaza de Mayo, Plaza Dorrego y Parque Lezama, la Feria del Libro, Florida y Corrientes y la cancha de All Boys. A las 17, volvieron a juntarse frente a los molinetes de Once tapados por carteles , fotos y macetas de colores con los nombres de las víctimas. Hicieron un minuto de silencio por los muertos y pidieron justicia. Parados en la estación frente a la formación del Sarmiento, se preguntaron “¿Por qué?”.

Roberto Giocondo perdió a su esposa. No tiene hijos y no espera nada. “Por más justicia que haya, a mi mujer no me la devuelve nadie, esto ya fue, ya pasó, lo que importa es que no vuelva a pasar, todo funciona mal”, dijo. Distinta es la posición de Zulema de Garbuio. Para ella, “justicia es una palabra que no se debe llevar el viento”. Pero como Giocondio y todos los que viajan en la ex línea Sarmiento, advierte que “en estos dos meses nada cambió”. “Yo me tomé el trabajo de viajar en el tren y sacar fotos, grabar videos: siguen viajando con las puertas abiertas, la gente colgada, es una burla al dolor ajeno”, advierte. La misma indignación siente Juan Furmento, quien perdió a su hijo en el accidente y no encuentra sosiego. Está enojado y son en vano los intentos de su hija por calmarlo: “La inseguridad es un arma psicológica que se usa para domesticar al pueblo”, asegura, e insiste en que esta tragedia debiera servir para unir y lograr no solo justicia, sino también un buen transporte público.

“Esta tragedia se llevó 52 vidas (una de las víctimas estaba embarazada) y tuvo 700 heridos. Por eso nosotros estamos en la lucha para que los responsables de lo que pasó paguen y esa es una lucha de todos, por eso nos acercamos a la sociedad para que comparta con nosotros este día de luto”, apunta Paolo, el papá de Lucas Menghini Rey, antes de irse a Florida.

En el Planetario, mientras algunos meditan sentados sobre el césped y otros se suman a la iniciativa de hacer plantines, la mamá de Lucas, María Luján, fuma un cigarrillo tras otro y entrega una cinta negra a cuantos ve. “Les estirás la cinta y algunos te dicen que no tienen cambio o no la quieren”, cuenta, pero no para. Como ella, el resto de las familias se mueven para que no haya olvido. Se mueven para calmar, antes que la rabia, la tristeza que les provoca la ausencia.

Fuente: Clarin

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