domingo, 23 de octubre de 2011

Bahia Blanca - La estación de la historia

Parte de la abundante historia deportiva de nuestra ciudad se encuentra reflejada en el Museo del Deporte, cuyas puertas permanecen abiertas los sábados y domingos de 17 a 21. Mientras la actividad deportiva continúa recorriendo vertiginosamente su indetenible e infinito camino, incorporando a su paso nuevos referentes y sucesos, qué mejor que establecer una pausa para rememorar las principales emociones. ¿Por qué nuestras? El pecar de egoístas y apropiarnos de hechos o personajes que tuvieron alcance nacional y hasta internacional no deja de ser sinónimo de orgullo sustentado en un natural sentido de pertenencia. La Estación Sud propone, en su sede de avenida Cerri 860, un viaje particular, cargado de nostalgia y emotividad. Allí descansa el flamante Museo del Deporte, hogar de preciados documentos testimoniales de una buena porción de historia netamente bahiense, a disposición del público en general cada sábado y domingo, de 17 a 21. La iniciativa de este movilizador proyecto que le correspondió a Atilio José Fruet, uno de los tantos gloriosos basquetbolistas de nuestro medio, que encontró respaldo en el Municipio local para su cristalización definitiva, e incluso, posible ampliación (ver aparte). El mismo ingreso a la otrora sala de espera ferroviaria produce un shock. Música de fondo ameniza una visión que se pierde entre los testimonios que tácitamente transmiten las gigantografías aéreas y los diversos retratos, atriles, trofeos y elementos de competición. En el epicentro del salón, seducen los auriculares que reproducen transmisiones radiales tales como la consagración de la Liga de Sur en el campeonato de fútbol Beccar Varela, el título local de Estudiantes ante Olimpo en 1971 o la competencia de Turismo Carretera en Grünbein, por citar algunos de los más de 30 acontecimientos disponibles. Mejor no enumerar la cantidad de personalidades, vinculadas a diversas disciplinas, que poseen su rinconcito personalizado en el museo... Quizás rompen los esquemas y resaltan en el contexto el traje y las pecheras de Juan Carlos Curzio, gloria del Speedway, el trofeo de campeón de Manuel Benamo en los albores del Midget, el casco del gran Héctor "Nene" Plano, una garrocha de antaño perteneciente a Néstor Salvatore, los guantes de los púgiles Carlos María Giménez y Oscar "Cachín" Méndez y las casacas del ciclista Eduardo Sánchez, del arquero Héctor "Chocolate" Baley, del goleador Salvador Pedro Cicchini y del propio Lito Fruet. A propósito, el deporte madre por estos pagos goza de imágenes dispersadas por doquier abarcando un amplio margen cronológico que, por supuesto, incluye la época del básquet al aire libre, y los monstruos de la especialidad que engalardonaron el nombre de la ciudad. La propuesta está hecha. La estación de las reliquias espera. "Se necesitó tiempo y conversación" Atilio Fruet no pudo con su genio. Sintió una necesidad y fue en busca de saciarla, apartando parcialmente su propia rutina diaria para brindarle al proyecto el esfuerzo y tiempo necesario. "La inspiración para realizar este museo surgió como consecuencia del recuerdo que, a mi entender, deben tener las grandes figuras del deporte de nuestra ciudad, gente que entre los años '50 y '70 llenaron páginas muy importantes en la historia no sólo bahiense, sino también nacional y por qué no internacional", opinó Lito, guía de lujo para "La Nueva Provincia" en el recorrido. "A partir de ese pensamiento personal, el punto de partida fue una charla que tuve con el intendente (Cristian Breitenstein) hace aproximadamente dos años, donde tocamos muy por arriba la posibilidad de realizar el museo. Fuimos elaborando esa alternativa, dejamos pasar el tiempo, hubo mucha gente que comenzó a involucrarse, y acá estamos", sintetizó. La propuesta inicial de Fruet sedujo, entre otros, al subsecretario de Deportes, Alfredo González Muñiz, a quien se lo observó involucrado desde un primer momento. "Desde el Municipio hubo un respaldo inmediato. En cuanto al espacio físico, estuvimos analizando varias posibilidades. Visitamos posibles lugares donde el museo podría haber funcionado tranquilamente, hasta que desde el Instituto Cultural nos ofreció este espacio. En un principio, le consultamos a la gente del ferrocarril si podían ceder lo que era la sala de espera, la cual estaba cerrada y abandonada, y mediante un convenio pasó al Municipio, por lo que pudimos obtener este espacio", explicó el funcionario público. "Costó trabajo acondicionarlo, y también mantener algunos elementos históricos del lugar, como por ejemplo, los vidrios. Además pudimos restaurar el hogar que descansa en el centro de la sala de espera, se instaló un sistema de iluminación adecuado como para poder disfrutar de todos los rincones del museo, un sistema de audio para acompañar la visita, y también un sistema de narraciones de diferentes hechos deportivos entre las décadas del '60, '70 y '80", puntualizó González Muñiz. La tarea de seleccionar a los protagonistas, contactarlos directa o indirectamente y recopilar el material de exposición se presumió enmarañada y abrumadora. No obstante, Lito Fruet refutó la suposición. "En un primer momento, me puse a pensar en los deportistas que no podían faltar. Y la verdad, no fue costoso obtener los elementos que están en exposición. Se necesitó tiempo y mucha conversación, ya que no es sencillo llegarle al deportista y a su familia para que se desprenda de algo muy querido. En ese sentido, encontré una respuesta extraordinaria, emocionante. Cada cosa que descansa en el museo posee una anécdota, lo que para mí es un volver a vivir", señaló. Consideración provincial Sin haber cumplido un mes de funcionamiento, un buen número de curiosos ya presenciaron y contemplaron los tesoros resguardados en el Museo del Deporte. Así lo certificó González Muñiz, quien al mismo tiempo evalúa una posible ampliación. "Realmente se puede apreciar la respuesta de la gente, y también de los deportistas y sus familias que se han acercado tanto a Lito como a la Municipalidad informándonos que tenían más cosas para donar al museo. En las próximas horas, lo que es el Café Cultural también va a pasar a depender del Museo del Deporte, por lo que estamos evaluando la posibilidad de hacer un anexo como para poder ofrecer otra gama más de la historia deportiva de Bahía Blanca", anticipó. En relación a la trascendencia del museo, el subsecretario de Deportes municipal comentó una novedad de último momento que sorprendió hasta al propio Lito Fruet. "Hace pocos días nos llamaron del Gobierno de Buenos Aires para avisarnos que incorporaron al museo dentro de la lista de los museos deportivos de la provincia. Esto significa, entre otras cosas, que cuando empiece a dispersarse toda la folletería de turismo, vamos a estar a la par, por ejemplo, del museo de Fangio. Estamos muy contento por haber trascendido las fronteras de la ciudad", señaló. Finalmente, el exbasquetbolista de Independiente y Olimpo exteriorizó parte de su sentir. "El día que lo inauguramos, nombré un par de situaciones muy emotivas. Una de ellas fue haber podido llegar a la familia Plano, lo cual no fue fácil, pero hoy tenemos al recuerdo del Nene con nosotros. También contamos con deportistas puntaltenses muy importantes en la historia de la Liga del Sur y del básquetbol de aquellos año", cerró Fruet. Fuente: La Nueva

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