jueves, 29 de abril de 2010

Estudian poner en vigencia un boleto obrero en el subte

La contaminación urbana y la congestión que sufren los medios de superficie obligan a priorizar la expansión del subte y la mejora de los ferrocarriles que tienen una vía cautiva de desplazamiento. El Gobierno tendría en estudio brindar un boleto a muy bajo precio o “boleto obrero” a los usuarios de subtes de más bajos ingresos, que según estudios oficiales representan el 10% de los pasajeros de ese medio de transporte público.

Según evaluaciones efectuadas en el área de Transporte, cerca del 90% del 1,5 millón de pasajeros que diariamente se desplazan por los subtes son usuarios de clase media, los que muchas veces complementan sus viajes con el uso de su automóvil particular. Existe la presunción entre los técnicos del área que para la clase media los gastos en los medios públicos del transporte apenas compromete el 4% de sus ingresos mensuales. Si bien los ingresos medios de una?parte sustantiva de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires?duplica el producto interno bruto promedio del país, que puede estimarse en torno de un equivalente de u$s 8.000 per cápita, las autoridades, en cambio,?no ignoran que por el subte también se desplaza un 10% de pasajeros que perciben muy bajas remuneraciones. Esa situación estaría por abrir las puertas a lo que en el pasado fue la vigencia de un “boleto obrero”, vigente para las líneas de tranvías hasta la década del ’40.

El subterráneo es uno de los medios de transporte que afronta costos de explotación más onerosos que cualquier otro sistema terrestre, como el colectivo o el propio ferrocarril. Sin embargo, una de las soluciones más relevantes para afrontar los problemas de contaminación y de saturación de la vía pública proviene de la posibilidad de potenciar la expansión de los subterráneos, su material rodante (750 unidades) y la apertura de nuevas combinaciones en la red, como las que facilitará el progresivo tendido de la Línea H y la prolongación de la Línea E. Para encarar esos proyectos en fecha reciente se avanzó en la decisión de aumentar la presión impositiva sobre los inmuebles que se han visto revalorizados por su proximidad con la apertura de nuevas líneas de subtes, o más bien por las extensiones de sus actuales túneles. Frente a la necesidad de tener que contar con nuevas redes cuyo costo de construcción se estimó en torno de los u$s70 millones por kilómetro, otra de las salidas para acrecentar la masa de recursos de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) debería inevitablemente provenir del incremento del costo de viaje. Respecto del antecedente del boleto obrero en los tranvías, debe recordarse que su desaparición tuvo efecto a partir de la década comprendida entre 1946 y 1955 correspondiente a los dos primeros gobiernos constitucionales de Juan Perón, en la que la actualización de las tarifas del transporte público se retrasó deliberadamente para beneficiar a los trabajadores. Ese factor fue de particular importancia para que una buena parte de la población?urbana de muy bajos ingresos se radicase en lo que hoy se denomina el segundo y tercer cordón del conurbano, lo que los llevó a tener que afrontar viajes en tren mayores a los 30 o 35 kilómetros, pero con un bajo costo para sus bolsillos. Claro que la cuestión clave de la vigencia de un boleto obrero en los subtes estriba en definir como candidatos para esa categoría de usuarios esencialmente a todos los beneficiarios de planes sociales. Anteriormente en las líneas ferroviarias estaba vigente el expendio de boletos en la zona suburbana para coches de primera categoría, equipados con butacas de cuero, y otros de menor valor para uso en vagones de “segunda clase”, cuyos asientos eran de madera.

Luego, con la acuciante falta de material rodante para uso de los ferrocarriles, se hizo necesario ir eliminando esas categorías, pero para “abajo”. Tal punto alcanzó la falta de coches de pasajeros que en los trenes suburbanos se llegó al extremo de incluir ex profeso uno o dos vagones de carga para quienes no tuvieran reparos en viajar de pie, mientras que las formaciones apenas estaban integradas por tres coches del tipo convencional.

Fuente: El Argentino

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